LA PAJA (Y LA BELLEZA) EN EL OJO AJENO

LA BELLEZA

La belleza no es solo un sustantivo, ni una prerrogativa, ni un atributo, ni siquiera es cuestión de suerte. La belleza es un problema.
Por empezar, porque la belleza reside en el ojo ajeno, a menos que tengas la autoestima muy alta y una maquilladora de papadas siempre a mano.
O sea: vos sabés que no sos la supremacía estética. Si así fuera, no necesitarías que nadie te maquille o no pedirías que siempre las cámaras te enfocasen desde arriba.

La belleza no se obtiene diciendo “soy bello”. Se obtiene con Inteligencia Artificial, encontrando la lámpara de Aladino y pidiéndole al genio que te haga bello, o dueño de un serio déficit visual, que te haría lo más parecido al hombre elefante y, ante el espejo, te vieras como Brad Pitt.

(Cosa que no sería nada rara
en gente que suele hablar
con perros muertos)

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Otro problema que presenta la belleza es el costo: la ropa, el maquillaje y la factura que te pasa quien te maneja la cuenta de Instagram para que siempre te veas espléndido no siempre son asequibles para las personas comunes que, para colmo de males, saben que son comunes. Y eso no les gusta. No les alcanza. Necesitan no ser comunes. Necesitan, al menos, que se los considere bellos. Y, si hacemos alguna encuesta, probablemente mucha gente prefiera que se lo considere lindo a que se lo considere inteligente. O que se lo considere un estúpido, siempre y cuando, antes se lo considere bello.

Penélope Glamour y Pedro Bello

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Más problemas estéticos. Los patrones,ídem, cambian con los tiempos. Pero es notable cómo se parecen a la realidad social. Por más que cambien los patrones estéticos, siguen siendo patrones, dictadores de la moda. Nunca una para el lado de los pobres.
Una rápida recorrida por los cuadros más famosos de la historia nos hará ver que, en el Renacimiento, por ejemplo, no estaba de moda ser flaca. Por el contrario, había que tener algún tipo de redondez, símbolo de buena salud. Y ni hablar de la belleza masculina, que a juzgar por lo que se ve en los cuadros, los tipos se bañaban menos seguido que esquimal en invierno.
Es más: durante siglos, la belleza no era un factor de importancia a la hora de formar parejas o matrimonios. En general, lo que primero se observaba era si estaba buena la dote. Por ejemplo, a Enrique VIII no parecía preocuparle mucho la belleza de sus esposas. O era un tipo de gustos velozmente cambiantes…

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Y son las pinturas, al menos hasta el advenimiento de la fotografía, las que nos cuentan la historia de la belleza, o de las formas que adoptó la belleza, a través del tiempo. Y la que tenía plata para pagarle a un pintor por un cuadro, no necesariamente era la gente más agraciada por la naturaleza. Al punto que, supongo, algún pintor se debe haber apiadado de algún príncipe o alguna infanta engendrados entre primos y hermanos. Y algún otro pintor nos debe haber legado una foto bien realista de esas caras, con el perdón de lo lombrosiano, un tanto… ¿cómo decirlo?… incapaces de leer 3 palabras de corrido.
(Bueno… no hay que ir tan lejos en el tiempo… hemos tenido, y tenemos, altos mandatarios que no saben leer, no digo ya de corrido… leer).

Estas son algunas bellas frases de gente que tiene espejo y ve bien…

“Cuando me afeito, parece que tengo dos caras. Y ninguna me gusta mucho.”
Miguel Gila

“Soy tan feo que cuando nací el doctor miró la placenta y dijo: ‘Si no es esto, lo otro tiene que ser el bebé’.”
Rodney Dangerfield

“El que es feo de joven… tiene la ventaja de que no va a empeorar.”
Andreu Buenafuente

“Yo no tengo panza: tengo un sistema de almacenamiento emocional.”
Luis Piedrahita

“No soy fea, soy una edición limitada.”
Joan Rivers

“Si la belleza fuera un pecado, yo sería santo.”
Woody Allen

“Nunca confíes en una persona que tenga los dientes perfectos y la personalidad perfecta.”
Ellen DeGeneres

“Cuando era joven, quería ser guapa; ahora solo quiero que me dejen en paz.”
Phyllis Diller

“La belleza es una maldición disfrazada de bendición.”
Groucho Marx